La carne Wagyu, conocida mundialmente por su suavidad, marmoleo y sabor único, está ganando terreno en Argentina. Aunque su producción requiere mayor inversión y tiempo, productores como Gustavo Almassio apuestan por este producto de altísima calidad que apunta a un consumidor exigente y a un nicho de mercado exclusivo. Criar Wagyu en la Región Pampeana ya no es una excentricidad, sino una apuesta estratégica por el valor agregado.
Con técnicas avanzadas y una visión clara, los productores locales están profesionalizando esta industria gourmet que antes era solo para exportación. Gracias a tecnologías como ecografías y cámaras de análisis, logran garantizar cortes homogéneos, potenciar el sabor y llevar al consumidor argentino una experiencia culinaria de primer nivel, con un producto que no solo es delicioso, sino también más saludable por su contenido de ácidos grasos insaturados.
Origen y calidad: Wagyu es una raza japonesa reconocida por su marmoleo, es decir, vetas de grasa entre la carne que le dan una textura suave, casi mantequillosa.
Alimentación y crianza: Estos animales se crían con una dieta cuidada, durante más tiempo que una vaca común. Pueden alcanzar los 1000 kg y demoran hasta 4 años en llegar al punto ideal.
Salud y sabor: Tiene más ácidos grasos buenos (como Omega 3 y 6), por eso es más saludable y muy sabrosa.
Valor agregado: Se mide con una escala (BMS) de marmoleo; mientras un Angus llega al 4, un Wagyu japonés puro puede alcanzar 12.
En Argentina: Aún es un producto de nicho, pero con mucho potencial. Algunos productores lo venden a un precio intermedio para que más gente pueda probarlo.